Introducción

El término cloud computing o computación en al nube (entendiendo nube como una alegoría de la red) se asocia con un nuevo paradigma para la provisión de recursos de computación. Este paradigma se basa en la idea de virtualizar en la red los recursos de almacenamiento, capacidad de cómputo, plataformas de desarrollo, aplicaciones o servicios, con el fin de facilitar su acceso y uso, de reducir los costes asociados a su gestión o de disponer de escalabilidad inmediata sobre los mismos, lo que permite mejorar su rentabilidad.

La aparición de este nuevo paradigma supone, entre otros, un cambio en el modelo de negocio de aquellos agentes que basan parte o la totalidad de su actividad en la oferta de servicios software en la red. Así, hasta ahora, estos Proveedores de Servicios para ofrecer sus servicios a los Usuarios de Servicios debían de proveer toda la infraestructura (hardware y software) necesaria para soportar esta actividad. Sin embargo, la nube permite la externalización total o parcial de la provisión y gestión de estos recursos, que pasarán a estar ofertados “como un servicio” por un nuevo actor: los Proveedores de Recursos. Este traslado de recursos desde los Proveedores de Servicios hacia los Proveedores de Recursos supone el paso del modelo cuasi-estático de “adquisición permanente de recursos fijos” al mucho más dinámico de “pago por uso de recursos asignados bajo demanda”, que permite a los Proveedores de Servicios ganar flexibilidad y fiabilidad al mismo tiempo que reducen costes.

Este nuevo modelo se verá afectado, a su vez, por el fenómeno de socialización que se está produciendo en la red, que está propiciando que, al igual que ya ha sucedido en los ámbitos de la compartición de la información y los contenidos, los usuarios que típicamente sólo consumían servicios empiecen a reclamar la posibilidad de poder ofertar sus propios servicios a otros usuarios de la red. Es decir, quieren dejar de ser meros consumidores de servicios y empezar a jugar el doble rol de productores y consumidores, convirtiéndose en lo que se conoce como un Prosumer de Servicios. Este cambio de comportamiento se verá favorecido por el propio paradigma de computación en la nube, ya que, por una parte exige una menor inversión para proporcionar y mantener nuevos servicios, y por otra ofrece una mayor facilidad para su desarrollo y mantenimiento.

La finalidad principal de este proyecto es la definición de un ecosistema, que denominaremos CLOUDIA, que, dentro del nuevo escenario descrito y sacando partido de la aceptación de las redes sociales y la información que éstas contienen, proporcione un entorno que facilite el descubrimiento, la provisión y el acceso a servicios en la nube, permitiendo que los prosumers, en su calidad de Usuarios de Servicios puedan obtener una oferta personalizada de servicios en base sus gustos o necesidades, y en su calidad de Proveedores de Servicios puedan descubrir y atender nuevas oportunidades de negocio en forma de servicios no existentes y demandados en la red.

Este ecosistema se conformará como una nube social, en la que los actores principales serán una serie de entidades que denominaremos droplets (término que en inglés denota los elementos fundamentales de una nube). Estos droplets convivirán y cooperarán como representantes en la nube de los Prosumers de Servicios y podrán realizar, bien por iniciativa propia (comportamiento proactivo) o bien en respuesta a una solicitud explícita, una serie de tareas para ellos: a) recomendarán a su representado servicios existentes en la nube que pueden ser de su interés, b) ofertarán servicios en la nube, c) detectarán necesidades de nuevos servicios que actualmente no existen en la nube y que puedan suponer una oportunidad de negocio para su prosumer, d) proporcionarán mecanismos para, si es factible, ofertar esos nuevos servicios mediante la adecuada composición de otros ya existentes y, por último, e) se encargarán de aspectos relacionados con el acceso a los servicios por parte de su prosumer, intentando garantizar la disponibilidad de éstos, y proporcionando los mecanismos necesarios para que el prosumer pueda acceder a ellos desde cualquier ubicación y utilizando cualquier tipo de dispositivo electrónico. Éste último aspecto permitirá que el acceso a los servicios de la nube se garantice no sólo para los usuarios más familiarizados con los ordenadores, sino también para los consumidores de otro tipo de tecnologías: como teléfonos móviles, consolas de videojuegos, receptores de televisión digital fijos o móviles etc.

Los procesos de razonamiento que soportarán las tareas asignadas a estos droplets requieren una adecuada caracterización de los servicios y los prosumers. Para este propósito, el objetivo del presente proyecto es la utilización de información obtenida de las redes sociales a las que pertenezcan los prosumers. Así, en lo referente a la caracterización de servicios, el objetivo es integrar información formal corporativa asociada a dichos servicios con información procedente del etiquetado libre y colaborativo de los servicios por parte de los usuarios que, de esa forma, están también dotándolos de significado (semántica emergente). El objetivo es aprovechar la complementariedad entre la eficacia que aporta la primera a la hora de soportar procesos de razonamiento y la posibilidad de ejercer una “inteligencia colectiva” por parte de los usuarios que proporciona la segunda. Y, en lo referente a la información sobre los prosumers, será de utilidad tanto la información que él mismo haya introducido en sus perfiles de las redes sociales como aquella referente a los grupos de usuarios a los que pertenece. Esta última información será especialmente útil para dar soporte a técnicas de recomendación colaborativas, de recomendación grupal y para establecer redes de confianza que permitirán contemplar la idea de que no todas las opiniones o etiquetas son igualmente fiables para un usuario. Dentro del ecosistema que se propone, toda esta información se organizará en torno a una estructura que denominaremos mapa de la nube, que incluirá también información sobre el uso que los droplets hace de los servicios, información que se utilizará, por ejemplo, durante los procesos de inferencia de necesidad de nuevos servicios. Esta estructura será de naturaleza distribuida y dinámica, ya que la nube social que representa también lo es.

La gestión y supervisión de CLOUDIA se asignará a una entidad que denominaremos supervisor de la nube social, y cuya funcionalidad fundamental será el mantenimiento y gestión del mapa de la nube, realizando funciones tales como encontrar nuevos servicios en la nube e integrarlos en el mapa de la misma, o reestructurar el propio mapa en base a cambios que se produzcan en la nube (por ejemplo, modificando la categorización de servicios). Un último cometido del supervisor de la nube social será el de asistir a los droplets en la detección de necesidades sociales de nuevos servicios, ya que, al ser el único actor que tiene acceso a la totalidad de la información del ecosistema, podrá realizar inferencias en este sentido que no serían posibles para un droplet. Puesto que todas las actividades asignadas a este supervisor se basan en búsquedas en el mapa, dichas actividades serán realizadas por unos agentes que denominaremos arañas de mantenimiento, que estarán bajo su control, y que éste activará bajo determinadas condiciones. Esta organización de las tareas de gestión y supervisión permitirá, entre otras cosas, que crear un nuevo ecosistema CLOUDIA consista, simplemente, en crear una nueva instancia de la entidad supervisora, que, simplemente tendrá que crear un embrión del mapa de la nube y activar sus arañas para que vayan “tejiendo” dicho mapa.